El Foro Emaús y la lucha contra la expansión bananera incontrolada

El Foro Emaús fue una red de organizaciones que se formó en 1992, como reacción a los impactos sociales y ambientales negativos que se estaban dando debido a la expansión bananera incontrolada. Esas situaciones fueron denunciadas en la Carta Pastoral hecha pública en 1989 por el Vicariato Apostólico de Limón, y fueron la consecuencia directa de las políticas de promoción de la actividad bananera impuestas por los gobiernos a partir de 1982, como parte de las reformas neoliberales.

I. Contexto específico del caso: el impacto de la expansión bananera y las reacciones ante la Carta Pastoral del Vicariato Apostólico de Limón en 1989

Entrado el segundo quinquenio de la década de los años 80, en un contexto de crisis económica y social, Costa Rica emprendía algunas de las primeras y principales acciones de política pública para implementar (imponer) el modelo neoliberal.
Uno de los ejes prioritarios de la política económica neoliberal que se imponía en aquellos años consistía en reorientar la producción, centrada desde los años 50 en atender la demanda interna, de manera que se destinara al mercado externo, así como en propiciar la inversión de capitales externos en actividades productivas dentro del territorio nacional. De este modo, según la doctrina, se generaría un flujo de ingreso de divisas que permitiría fortalecer la economía nacional (hay que decir que esa aspiración nunca se cumplió, después de más de 35 años de reforma neoliberal, debido a que el nuevo modelo generó un nivel de dependencia de insumos externos que ha mantenido al país en un déficit constante en la balanza de pagos, tal y como se describe en el contexto general).
Un antecedente importante lo constituye el hecho de que, en el año de 1984, la emblemática United Fruit Company apeló a la excusa de una huelga y decidió abandonar la zona Sur, en al cual se había instalado a fines de la década de los años 30 (más o menos por allá de 1936), para trasladarse de nuevo a la zona del Caribe, ahora bajo la denominación de “Chiquita Brands”. La empresa tenía varios años de prepararse para el abandono de las zonas de cultivo de banano en la Zona Sur debido al sensible agotamiento de las tierras, después de casi 50 años de explotación (véase Abarca, 2015, p. 189). Así, el retorno de la empresa a la región planteaba un “buen” escenario para la expansión de la producción bananera en las amplias llanuras de la zona, a propósito de la intencionalidad neoliberal de priorizar la producción dirigida a la exportación a mercados no tradicionales (Estados Unidos y Europa).
Para fines de 1985, aprovechando las circunstancias del contexto, las empresas transnacionales dedicadas a la comercialización de banano ejercen presión ante el gobierno de Costa Rica para que estableciera un plan de fomento a la actividad bananera en el país, y para que incluyera beneficios fiscales que sirvieran de “incentivo” a la actividad (Hermosilla, 2003, p. 11).
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